El proceso comienza con una reunión inicial, en la que se conoce al cliente en profundidad, se exploran sus servicios y se identifican las necesidades y objetivos que la página web debe cumplir. Este paso permite sentar las bases de todo el proyecto y alinear expectativas entre el cliente y el equipo de desarrollo.

Luego se lleva a cabo el diseño web, definiendo tanto la estructura como el aspecto visual del sitio. Se busca crear una navegación clara y agradable, que facilite la interacción del usuario y destaque la identidad y los valores del cliente. Cada sección y elemento se planifica pensando en ofrecer una experiencia coherente y profesional.

Una vez lanzada la web, se implementa el mantenimiento continuo, que asegura que el sitio se mantenga actualizado, seguro y funcionando correctamente. Esta etapa incluye revisiones periódicas, actualizaciones de contenido y ajustes técnicos, garantizando que la página siga ofreciendo una experiencia óptima para todos los visitantes.